Pensar la noche es la noche misma, con sus reflejos de cuchillo.
Pensar la noche en la noche es como volver sobre los propios pasos. Acaso los había olvidado y ahora vuelven. Boca arriba yaciendo para beber y olvidar, para volver y negar que uno se hubo ido.
Toma entonces la llave y cree poder abrir la puerta pero la puerta es ahora y la ventana y no se abre y los dedos se lastiman y duelen. O duelen porque hace frío y la nieve cae como granadas, como lluvia o como sanguijuelas en la nuca.
Pero en fin, que la puerta (ventana) no se abre y no importa
30-06-2003
Thursday, January 18, 2007
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